domingo, 31 de julio de 2011

Un minuto de meditacion


Aquí comparto una técnica de meditación, que solo dura un minuto. Es ideal para comenzar este arte que es meditar. Muchas veces se escucha decir sobre meditadores que pasan horas meditando. Pero a lo mejor de esos 40 minutos de meditación, su mente estuvo dispersa 37 minutos. En cambio si te propones meditar en tiempos cortos de 1 minuto pero en plena atención lograras mejores resultados y veras cambios sorprendentes.
Este es el fin de esta técnica “One momento of meditation” (un momento de meditación). Meditar solo 1 minuto pero en plena atención. El video habla por si solo.

Ceremonia a la Pachamama

La ceremonia de la pachamama comienza con la víspera o “el día anterior”, mediante sus preparativos, en el cual, la noche previa se prepara la comida y bebida especial (chicha de maíz) que se va a ofrecer a la pachamama. Además se deja las instrucciones a los participantes del ritual sobre que traer y como vestirse. Se deja dispuesto los materiales a utilizar, el lugar donde cavar el hoyo y todo lo necesario para el día central. Normalmente se enciende sahumerio desde el día anterior como una forma de anunciación, limpieza o alerta a los espíritus.

El mejor momento para las ofrendas a la Pachamama es al caer la tarde, en pleno ocaso de Sol. La luz natural termina, comienza la noche, en este intervalo esta “pachachaka energética” (nuestra ceremonia) está abierta y pachamama junto a los demás espíritus están más presentes. El fuego sagrado del ritual iluminará el espacio cuando la luz del sol se haya apartado del horizonte. Sin la luz hay oscuridad (vacío universal). La oscuridad es importante como la luz, es más grande que ésta. Pero es la luz con su inteligencia y propósito, la que nos conducirá por el sendero del calor y del amor. Por ello, debemos conservar la fogata en nuestro ritual. En otras poblaciones se acostumbra dar inicio a las ceremonias al alba, al mediodía o a medianoche.

Es importante la puntualidad, una vez comenzada la ceremonia se cierra el círculo sagrado de participantes y no se podrá participar del ritual, sino hasta que el hoyo sea cubierto con piedras y pétalos de flóres. El recibimiento de los participantes se lleva a cabo con la mayor hospitalidad, con presentaciones y saludos cordiales. No se permiten tomar fotografías, ni grabar videos a menos que se cuente con el permiso del oferente.

Según el amauta (sabio) Antonio Espinoza de la Organización “Proyecto Cultural Wiñay Marka (ciudad eterna)” existen tres formas de realizar estas ceremonias, “la primera y la más sencilla es la q’uwachada o el saumerio en la que se quema incienso en la brasa para Jananpacha (mundo de arriba), el viento lo sube y se lo lleva, después se pone a la misma braza el copal (resina vegetal), y el “palo santo”, que es para la Pachamama.

Otra ceremonia es la wajt’a, que consiste en quemar mesas llenas de objetos simbólicos, preparadas de acuerdo al pedido que se haga. La wilancha es la tercera forma, ésta únicamente se la practica cuando se trata de grandes organizaciones o instituciones, porque aquí ya se habla de un sacrificio animal”.

En la actualidad, los sacrificios de animales como ovejas, llamas u otros auquénidos se ha ido perdiendo entre los tiempos, la sangre de éstos animales debía ser derramada en la tierra. Era común también en las prácticas del ritual sacrificar por ejemplo el fetos de llama o chancho, que no debia faltar en época de cosecha.

Las ofrendas (llamado comúnmente “despacho” o “corpachada” que quiere decir dar de comer a la tierra en el Norte de Argentina), se colocan alrededor del hoyo o en el manto multicolor dispuesto por el oferente que dirige el ritual, semejante a un altar o mesa de trabajo de curanderismo. Bebidas (Coca Cola, chicha, cerveza, licor, vino tinto); agua bendita, dulces, hojas de coca (planta sagrada andina, mediadora con los espíritus), diversos objetos (dinero, monedas, amuletos, piedras de colores); comida (pan, galletas, frutas). Flóres, perfumes, semillas y otras cosas provenientes de la tierra de las que tenemos en casa (sésamo, lino, trigo, lentejas, porotos, garbanzos, arroz, huayruros, etc), las semillas las colocamos en un cuenco o tazón de arcilla; Incienso o sahumerio adicionalmente. La ceremonia puede estar acompañada de velas blancas o de colores y diversos objetos que simbolizan el contexto social, fotos, amuletos, conchas marinas (“mullu”), dinero, ekekos, toritos de pucará, excremento de vaca, etc.

Según la tradición los rituales estaban a cargo de las personas sabias y de gran solvencia moral dentro de la comunidad, eran sacerdotes propios de ésta religión andina. Para los quechuas las ceremonias están a cargo del “Paqo” o “Altomisayoc”, para los aymaras son los “yatiris” los encargados de realizar estas ceremonias. Nosotros empleamos particularmente el término oferente.

Los participantes son invitados, por lo general no hay ingreso libre, el que asiste aunque si se presenta el mismo día de la ceremonia debe ser invitado por el oferente. El ritual de la pachamama es un acto voluntario en el cual el único requisito para estar presente es pedir permiso para su ingreso y ponerse de acuerdo con los organizadores sobre los detalles del ritual (horario, vestimenta, ofrenda, etc.). No hay límite de asistencia. El día de la celebración los participantes se colocarán cintas de colores en ciertas partes del cuerpo: tobillos, muñecas y cuello, según las creencias es para ser del agrado de la pachamama y evitar alguna reprimenda. Otros emplean cordones de hilo blanco y negro, confeccionados con lana de llama en lo posible.

El hoyo representa en sí una forma de altar y una “waca” a la vez (un lugar sagrado), una “paqarina” (un útero simbólico” en la tierra) y “pachachaka” (un puente o contacto con las instancias superiores), al mismo tiempo. Este se cava de manera circular a una profundidad de medio metro aproximadamente por un metro de diámetro (como si se preparase una “pachamanka” en la tierra), que por lo general debe localizarse a un punto abierto y expuesto al sol, ideal si es cercano a un árbol o una ladera de montaña (“apu”). En la actualidad ciertas ceremonias de pachamama se realizan en parques urbanos, wacas o en la playa. Si el hoyo no es circular no hay problema. Los importante es la intención de hacer lo mejor posible. Hay muchas maneras de realizar el ritual, particularmente proponemos una con la cual nos hemos familiarizado:

1) Activar el fuego. Encender dos hogueras, una pequeña dentro del hoyo y otra grande fuera de él. El fuego sagrado permite que la tierra se eleve a las montañas, al cielo. En la hoguera pequeña colocar leña, palo santo, ramas de laurel, romero, olivo, eucalipto y tabaco. La hoguera grande es solo de leña. Esta debe ubicarse a por lo menos cinco metros del hoyo cavado. La hoguera grande es opcional y puede servir para depositar pequeños escritos en papel blanco de cosas de las cuales debemos desprendernos, nuestros errores y defectos. Sirve y para el perdón con las instancias superiores, pachamama que está presente debe interceder con éstas peticiones.

2) Activar el aire. Por medio del fuego mediador. Encender el incienso, gracias a los olores la tierra se sensibiliza al recordar sus maravillas. Los participantes pueden fumar primero y luego dar de fumar a la tierra (esto es parte del ritual). Los cigarros por lo general son sin filtro. La ceniza del tabaco debe conservarse para observar sus características, luego servirá para pintar la cara de cada participante. Las cenizas de color blanco indicarán que la pachamama está alegre y bendice sus ofrendas.

3) Activar el agua. Primer brindis con la tierra. Rociar un poco de las bebidas en la tierra. Chicha (licor de maíz), cerveza o “aguardiente”, luego cada uno debe brindar con la con la tierra. Ella vive y siente como nosotros y debemos brindar con ella.

4) Activar la tierra. Es el momento de comenzar a masticar sin tragar (“chaqchar”) un poco de hojas de coca y mientras tanto esperar el turno para poder ofrendar a la tierra. Las ofrendas se inician uno por uno o de a dos, generalmente en actitud compasiva y sumisión al cosmos. De rodillas frente al hoyo comenzamos a entregar lo que previamente hemos ofrendado. En este momento el participante puede realizar alguna pleglaria, pedido, canto, oración, rezo, pensamiento, namasté o meditación (“el silencio o vacío es muy bien apreciado por ella”) para con la pachamama, según sea su credo o religión. Estas ofrendas deben realizarse con ambas manos. Se comienza con la hoja de coca y el agua bendita si hubiera. Luego las comidas, dulces y demás ofrendas. Este momento es pertinente para nuestras peticiones para este nuevo año, éstas deben ser escritas previamente en papelitos multicolores y ser soltadas en la fogata pequeña al interior del hoyo. Al final de este acto el participante debe realizar el brindis final con chicha de maiz con la pachamama. Hay que prestar atención a las señales que la pachamama nos envía a través de las brasas del fuego, las cenizas, ruidos, movimientos o sucesos imprevisibles que suelen ocurrir.

5) Cerrar es abrir. Activar los elementos de la pachamama con el cierre del ritual. Cuando todos los participantes han finalizado su tributo, cada uno debe colaborar en cubrir el hoyo, a éstas alturas la tierra está bien alimentada y satisfecha con nuestras ofrendas. Opcionalmente se puede rezar un Padre Nuestro (considerando el sincretismo religioso presente). La ceremonia termina tapando el hoyo con piedras pequeñas de diferente forma o color, cubiertas con pétalos de flores.

Cabe agregar, que la celebración y la ofrenda a la pachamama no mantiene grandes reglas o mayores secretos, lo antes dicho es solo una propuesta que pretende dar un cierto órden e desmitificar su ceremonia. Su importancia principal radica en reactualizar el valor de la tierra y la profunda identidad de los pueblos que conviven con ella.

Adicionalmente la ceremonia puede estar acompañada por cantos o icaros, por música suave o relajante, por el sonido de tambores (percusión), por abrazos fraternos entre todos y cada uno de los participantes y danzas tribales alrededor del fuego (danzas arquetípicas libres pluriétnicas que corresponden a todos los elementos: agua, aire, viento y tierra; Pueden incluirse los elementos metal y madera de la medicina tradicional china). Es una celebración y todos podemos festejar. Al final, podemos agregar a éste acontecimiento una CENA como punto final en su honor y compartir la gastronomía andina que nos brinda Pachamama, al compás de la música de quenas y zampoñas, del cóndor pasa y la valicha.

Ritual del fuego sagrado. Los rituales en honor a la pachamama dan cuenta de un tipo de espiritualidad andina que no es ajena a la materia. Espíritu y materia confluyen, convergen y se complementan. Al igual que todas las religiones basadas en el culto a la Madre, las celebraciones a la Pachamama se basan en el respeto por todos los seres vivientes, por cuanto ellos no solamente son el fruto de Su Creación sino que forman parte de Ella misma. Nosotros sus seguidores no pretendemos “dominar” a la Naturaleza sino protegerla y cuidarla, como una manera de devolver a la Madre todo lo que la Madre nos brinda con generosidad.
Entre las plegarias comunes que se escucha: “Pachamama, santa tierra no me comas, todavía soy joven y puedo dejar semilla”, “Pachamama, devuélveme el doble de lo que te doy!”, “Pachamama, santa tierra Kusiya, kusiya! Vicuña cuay, Amá mi naicho, Kusiya, kuisya!”. Antiguo verso quechua-castellano, que se traduce literalmente: “Pachamama, santa tierra ¡Haz que nos vaya bien! Danos vicuñas y no nos las mezquines. Danos fortuna y no nos hagas enfermar. ¡Haz que nos vaya bien!”.

Otra muestra de plegaria: “Pachamama, deidad inmortal y bien amada, que tienes tu refugio en las grutas ignotas de la sierra, entre música de quenas invisibles y tibiezas inefables; para Pachamama dueña y señora de los picachos y de los pastos, de las bestias y de los hombres, la que se enoja en los temblores, la que protesta en el rodar de los truenos, la que extravía al hurgador que ofende la tierra buscando oro, estaño y plomo”.

Oración a la Pachamama: “Madre tierra, Diosa de la Naturaleza, que creas cada cosa y siempre haces que el Sol reaparezca como un regalo para las personas, protectora del cielo, del mar y de todos los espíritus; En ti que fluye toda la naturaleza, que nos brindas la alegría de la luz de los días y que mantienes tu promesa de darnos los nutrientes. Nosotros retornamos a ti en forma de espíritus, al final de nuestra vida, que es el comienzo en ti. Te damos los agradecimientos por tu benevolencia. Yo me inclino ante tu divino nombre y con la mayor dignidad imploro que nos concedas los donos de tu misericordia. Te agradezco por todo lo que haces por nosostros, quiénes tenemos fé en tus divinos deseos”.